Estamos en la última hora

1 Juan 2:18: “Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo.”

Podríamos decir que estamos en el último minuto de la última hora antes de que Dios intervenga en la humanidad como lo anuncia en la Biblia. Ahora bien, esto nos mete como la generación con mayor responsabilidad con el Cielo debido a que Dios nos escogió para este tiempo. Estar en los últimos segundos de la humanidad nos mete en una urgencia de poner todas nuestras fuerzas en lo que se llama “salvación” que es la prioridad del Cielo.

Si estuviéramos en la última hora para vivir, ¿qué haríamos? Una mujer no iría a la peluquería, esa no sería su prioridad; asimismo, la prioridad del Cielo no es otra que la salvación de toda la humanidad; el sacrificio de Jesús en la cruz fue por la gente. Creo que el mayor futuro que puede tener alguien es una vida con Jesucristo. Ahora bien, el evangelio es eterno, pero no tenemos una eternidad para predicarlo, de allí radica la necesidad de anunciar este mensaje con prontitud. En el asunto de restaurar y salvar gente, el cielo tiene prioridad.

Todos hemos leído la parábola del hijo pródigo, y no fue hasta que este estuvo bien arruinado que entendió que era mejor vivir con su padre, pero la Biblia resalta que cuando este hijo volvió a su casa, el padre lo recibió con mucho amor en sus brazos. Esa misma actitud es la que hoy Dios tiene con sus hijos. Lo primero que Dios siente por alguien es misericordia, por lo que nuestros corazones deben estar llenos de esa misma misericordia. La prioridad del cielo es que el perdido sea salvo, y no podemos ir con lentitud en este asunto, cuando vemos más bien que Jesús corrió para salvar al pecador. ¡Entendamos la urgencia que hay en llevar el mensaje de salvación a la humanidad!

No podemos decir que estamos caminando en las prioridades del Reino, sino estamos haciendo la prioridad del Reino que es la salvación del perdido, y luego en el mantenimiento de ese salvo. El problema es que en la evangelización no hay dinero que obtener, sino dinero que gastar. Fue lo que le pasó a Jesús cuando alimentó a las grandes multitudes, aunque sabía que le buscaban por el alimento, no dejó de hacerlo. Ahora bien, lo que Dios nos ha mandado hacer es predicar el evangelio, y como dijo Pablo en una oportunidad que, al final el crecimiento lo da Dios, por lo que no podemos dejar de predicar el mensaje de Jesús.

Con todas las debilidades que podamos tener, disfrutamos del privilegio de poder anunciar el mensaje de Jesús a la humanidad, y para predicar este mensaje no es necesario estar bautizado o recibir muchas clases catecúmeno, lo más importante será haber conocido a Jesús y tener una experiencia real con Él, si esto nos ha pasado entonces podemos predicarle a otros de Él. Algo importante también siempre será enamorarnos de Él, si esto nos ocurre, más nunca nos olvidaremos de Él, porque se dice que el primer amor nunca se olvida, allí radica la necesidad de enamorarnos de Él.

¡La última hora ha llegado!, por lo que todos debemos abocarnos a hablarle a la gente de Jesús una y otra vez hasta que le conozcan. Hay una generación que termina poniendo de una forma determinante su pie sobre Satanás, y nosotros podemos ser parte de esa generación que pondrá su pie sobre él. Esta generación, entre sus características principales, destaca la de que no tiene miedo de predicar, no les importa lo que diga la gente, porque saben que la palabra que profesan trae salvación. Lo último que pasa con ellos es que no aprecian su vida, más que anunciar el mensaje de Jesús, ¡nada lo detiene ni los hace desistir! Para ellos Dios tiene una unción, la de la última hora y la del último tiempo. Pero, para ellos será necesaria la Sangre de Cristo, la justificación, el perdón de pecados, por medio de esta sangre.

1 Juan 2: 1: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.”

¡Estamos en la última hora y no hay tiempo que perder! Cuando Jesús usó la expresión de “hijitos”, fue para anunciar su máxima expresión de amor, y les continua diciendo “ya es el último tiempo” y aunque alerta de que ya se aproxima el último tiempo, también aclaró que nadie debía preocuparse porque mientras más se acerque el infierno más se acercará el cielo. Así que, nosotros como esta última generación tenemos la unción del santo sobre nuestras cabezas, a la espera de que se derrame por completo, pero esto ocurrirá cuando salgamos a la calle a predicar el evangelio de Jesús.

Cada vez que pienso en retroceder, me empuja y da fuerzas pensar en lo que viene, y estoy convencido de que algo grande viene y nada ni nadie podrá persuadirme de lo contrario, porque sé que, “cosas que ojo no vio, ni oído oyó son las que vienen y que Dios ha preparado para este tiempo”. (1 Corintios 2:9) Dios quiere ungirnos para esa última hora, y lo va hacer con aquellos que tienen amor y pasión por Él. Llegó el tiempo de recibir esa gran unción, y está ahora mismo aquí para que te llenes. Así que, ¡empieza a pedirla

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